
Se están construyendo, de forma artesanal, más de 7.000 aparatos de Radio. Es un proyecto de la Iglesia, improvisado en las dependencias del Vicariato de Iquitos, la capital de la región peruana de Loreto. El objetivo es evitar que miles de niños se queden atrás en sus estudios.
«Con la pandemia, el año escolar ha sido virtual. El Estado transmite unos programas por televisión y por radio. Pero en la selva, muchas comunidades no tienen radios, ni luz, y otras solo unas horas», relata a La Voz de Galicia el sacerdote español Miguel Fuertes, impulsor del rudimentario taller, mientras pasea de mesa en mesa, supervisando el montaje de las radios.
El padre Fuertes vive desde 1982 en el Amazonas peruano. Conoce las dificultades que atraviesan en esta pandemia los niños de las zonas remotas de la selva, debido al cierre de las escuelas, tras la llegada del virus. «Esta generación se va a encontrar en condiciones muy diferentes y desproporcionadas con quienes lo han podido seguir desde las ciudades, a la hora de estudiar una carrera superior, o técnica. También para encontrar trabajo en el futuro. Las consecuencias van a ser brutales para la sociedad. En las zonas más pobres del país, la brecha educativa será mayor, y, por tanto, también será mayor la brecha en pobreza y calidad de vida», lamenta el agustino padre Fuertes.
Pero incluso en las zonas más desfavorecidas de Iquitos, una ciudad de 500.000 habitantes, la mayor del mundo sin acceso a través de carretera, hay familias pobres que tampoco tienen televisión, Radio o un teléfono móvil con el que participar en la educación a distancia.
Los datos certifican la problemática. Uno de cada cinco niños de la región de Loreto no tiene acceso a «Aprendo en Casa», el programa estatal, según fuentes oficiales. Muchos, además, deciden abandonar. La deserción escolar creció de un 18 a un 28 % en el 2020, afirma Unicef.

De ahí el empeño de quienes trabajan en el taller para terminar, cuanto antes, los aparatos, que han sido diseñados específicamente para funcionar en comunidades de la selva, alejadas de núcleos urbanos. Las Radios son alimentadas con energía solar, algo crítico en el Amazonas, donde no es tan sencillo encontrar un enchufe.
Además, La Voz de la Selva, el canal de la Iglesia en Iquitos, emite el programa educativo del Gobierno en AM, para que llegue a los confines de la espesura. El padre Fuertes cree que el Gobierno no ha tomado en cuenta las condiciones de vida en las regiones más pobres del país a la hora de diseñar sus políticas para paliar los efectos de la pandemia.
«Hay una situación de sorpresa. Nos mandan lavar las manos, cuando no hay agua. Cuando hay que comprar el agua para cocinar y para beber. Nos mandan quedarnos en casa, que no salgamos, cuando tenemos una vivienda de 15 o 20 metros cuadrados, y vivimos seis, ocho o diez personas. Nos mandan quedarnos en casa cuando trabajamos al día. La gente hace un trabajo al día y con eso come. Pero si no trabaja, no gana nada, y no come», lamenta el sacerdote español de la diócesis de Iquitos, que también consiguió, mediante colectas, cinco plantas generadoras de oxígeno para los enfermos de covid.
«El mismo mensaje se da en el centro de Lima, que para el resto del país. Pero en el pueblo nativo Cocama, por ejemplo, nombrar la enfermedad es llamarla. Entonces, claro, nadie te va a hablar de covid. Porque cuando tú lo estás nombrando, estás diciendo ‘ven a mí, enférmame’. El Estado ha dado mensajes que no han llegado a la población y no han tenido en cuenta la diversidad cultural de Perú», añade el padre Fuertes, mientras se escucha, de fondo, el lijado de los panales de madera de las Radios.
Fuente: Héctor Estepa / lavozdegalicia.es