El desarrollo de la tecnología 5G en Argentina promete ser un dinamizador de oportunidades: es una nueva forma de conectividad para los usuarios móviles, pero lo más importante es que aporta grandes avances a la robótica e Internet de las Cosas (IoT) y se posiciona como un gran aliado de la industria. Sin embargo, el modelo de negocio aún no está claro. Si bien la tecnología existe en el país, está lejos de ser masiva y todavía no hay definiciones precisas sobre cuándo habrá un espectro dedicado al 5G.
Sergio D’Uva, Coordinador de Asuntos Técnicos del Ente Nacional de Comunicaciones (Enacom), afirmó: “El foco está en que esto sea de alcance federal y que la potencialidad pueda ser aprovechada de la mejor forma para todos los ciudadanos”.
El objetivo principal de esta tecnología es conectar objetos: dispositivos, máquinas, autos, procesos industriales. Muchos la denominan la Cuarta Revolución Industrial. Las posibilidades que otorga la tecnología 5G se pueden resumir en tres características principales: mayor velocidad de transferencia, conexiones simultáneas ultradensas y baja latencia (del orden del milisegundo). Esta última cualidad es clave para pensar al 5G en procesos industriales, telemedicina y en la industria de los autos autónomos.
En marzo pasado, el Enacom realizó las primeras pruebas 5G con intervención del Estado en las que participaron Ericsson, Huawei y Nokia, especialistas en infraestructura de red. Las tres empresas coincidieron en que sus desarrollos se encuentran listos para poner en funcionamiento la tecnología, pero son los operadores –Telecom, Claro y Movistar– los que marcan la velocidad de su despliegue.
Juan Bonora, el Director de Relaciones Públicas de Huawei, destacó ante El Economista: “Nosotros seguimos las inversiones del operador, que son millonarias y que incluyen la tecnología en particular, diseño de redes y equipamiento 5G, más la subvención de los celulares 5G, y además la inversión en las bandas de frecuencia necesarias. Pero hace falta que primero haya un espectro dedicado”.

Fuentes de Telecom Argentina también hicieron hincapié en este requisito. En diálogo con El Economista, afirmaron: “En Argentina aún es necesario que se habilite el espectro sobre el cual va a funcionar esta red”. Y agregaron: “El despliegue de redes 5G, que requiere grandes inversiones en dólares y a largo plazo en infraestructura, dependerá en gran medida de políticas públicas que permitan un acceso oportuno al espectro, bajo condiciones y precios apropiados, que no persigan sólo objetivos recaudatorios fiscales y acompañen los objetivos de impulso a la transformación de la conectividad digital”.
Enrique Carrier, analista especializado en telecomunicaciones, explicó a este diario que la clave está en saber qué bandas de frecuencias se van a utilizar. Existen básicamente tres grupos de bandas -altas, medias y bajas- con diferentes utilidades. Por ejemplo, las frecuencias bajas permiten tener muchos dispositivos conectados, lo cual resulta útil para lo que se denomina Internet de las Cosas. “Todos los países terminan entregando parte de las tres bandas, pero si nos dicen que primero van a entregar de una banda determinada, yo sé qué es lo que voy a poder hacer y qué no. Eso todavía no está definido”, dijo Carrier.
En el mundo el negocio de las comunicaciones móviles ya no es lo que era hace 15 años: “El promedio de facturación por cliente bajó a pesar de que hubo más inversiones, entonces las empresas no están tan alegremente dispuestas a invertir”, mencionó Carrier, y continuó: “El 5G es una tecnología disruptiva porque es muy distinto de lo que había hasta el momento. Se está abriendo un nuevo mercado y se requiere de una maduración más allá de que esté la red disponible. Por eso también las empresas van con pie de plomo”.
D’Uva explicó que el ente se encuentra trabajando en la normativa y la regulación de esta tecnología que puede impactar en tan variados ámbitos. “Durante este año tenemos proyectado terminar con el plan de espectro y para el año que viene vamos a poder tener una proyección de para cuándo se harían las convocatorias y cuáles serían los mecanismos para esas convocatorias”, explicó.
Fuente: Daniela Vargas / ElEconomista .Tech