
La Generación Z ha nacido con un móvil debajo del brazo y se ha criado en las redes sociales. Además, como apunta Carlos Scolari, se mueven en la denominada “cultura del snack”, consumiendo formatos breves de comunicación y saltando de un contenido a otro.
En este escenario, ¿quién les pone un transistor en la oreja para que escuchen un programa de Radio de cuatro horas, plagado de publicidad, con señores y señoras que hablan siempre de lo mismo y que, además, suenan a analógico?
Algunos románticos seguimos escuchando la Radio a través de las ondas. El crujir del dial nos recuerda que el medio radiofónico sigue vivo a pesar de la proliferación de pódcast, audiolibros o listas de reproducción. Todo indica que consumir audio digital en pequeñas dosis es el futuro del medio sonoro.
En España a pesar de haber sido uno de los primeros en desarrollar el sistema DAB (Digital Audio Broadcasting), su implementación ha quedado abandonada debido a la falta de infraestructuras y el poco interés de las instituciones y empresas implicadas en realizar el pleno trasvase de la Radio analógica a la digital.
Lo cierto es que dos décadas después, el mercado global se prepara para un inevitable apagón, que obligará a las radios a abandonar gradualmente su emisión analógica. El sector automovilístico, por ejemplo, siguiendo el Código de Comunicaciones Eléctricas Europeas (EECC) indica a los fabricantes que deben dotar los vehículos con receptores de audio digital de serie, sin ser opcional. O en el ámbito de la telefonía móvil, los nuevos modelos de smartphones ya no incorporan el chip de audio FM, por lo que escuchar la Radio hertziana ya no es compatible con los dispositivos de última generación.

La pregunta es cuándo va a suceder. Poner una fecha de caducidad a la Radio de las ondas es como intentar poner fecha al fin del mundo. Lo que nos debería preocupar es la salud de la Radio, no la forma de consumirla
Los nuevos (jóvenes) oyentes se encuentran en el entorno digital. Les permite escuchar contenidos de audio cuando quieren y donde quieren, sin estar supeditados a un horario de escucha y a constantes intromisiones publicitarias. Allí se desenvuelven con comodidad y naturalidad, picoteando contenidos sonoros a sus anchas e interactuando con los medios y las marcas.
Si la empresa radiofónica quiere mantener los resultados en los estudios de audiencia y, como consecuencia, conservar su fuente de ingresos publicitarios, sin duda debe estar donde está la nueva audiencia. Debe trabajar para atrapar a los más jóvenes empleando estrategias transmedia que los arrastren del medio digital hacia el dial. Pero para mantenerlos, la Radio les deberá dar algo más. Porque el modelo de Radio tradicional no va con ellos.
A pesar del crecimiento exponencial del consumo de pódcast, audiolibros o música en streaming, la Radio sigue siendo el medio de audio más escuchado en todo el mundo. Según los datos del último informe global All Audio Study, el 75 % de la población de entre 35 y 54 años escuchó la Radio la semana previa a la encuesta. Para los participantes de 18 a 34 años, el porcentaje bajó al 55 %, siendo la música en streaming el contenido que más escuchan. Casi la mitad de los jóvenes no sintonizan la Radio pero el medio les espera para garantizar su supervivencia.
Quizás el futuro de la Radio pase por ofrecer contenidos rejuvenecidos que hablen en su idioma y por producir pequeñas dosis de Radio especializadas que puedan consumirse tanto en antena como en los repositorios digitales. Sea como fuere, si la Radio quiere mantenerse en forma debe reformular su modelo. Ya no le queda demasiado tiempo para conectar con una generación con un gran potencial. Ha de servirse del medio digital para alimentar y rejuvenecer la audiencia.
Fuente: Maria Fitó-Carreras* / theconversation.com
* Profesora Asociada de Radio en la Facultad de Ciencias de la Comunicación, Universitat Internacional de Catalunya