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RADIO / BROADCAST

ARGENTINA . Lalo, Vernaci y compañeros de Rock & Pop despidieron a Douglas Vinci

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Carlos Masoch, el hombre detrás del personaje Douglas Vinci, se despidió del mundo. Tenía 72 años. Su muerte fue la caída de un meteorito en la historia de la radio argentina. Porque Vinci no era locutor, no era actor, no era pintor, no era humorista. Era todo eso a la vez. Y algo más: un provocador de belleza.

“Artista todo terreno. Gran pintor y mejor dibujante. Y magnífico comediante”, lo despidió Lalo, su compañero de tantas madrugadas al aire. Juntos inventaron el caos radial con Aquí Radio Bangkok, acompañados por el inefable Bobby Flores.

Allí, entre canciones imposibles, personajes delirantes y una libertad sin red, crearon un universo paralelo. Uno en el que el absurdo era el idioma oficial y donde Douglas Vinci, como un reverendo punk, oficiaba misas paganas de carcajadas y genialidad.

“Elegite el cuadro que quieras y llevátelo, Guillo”, le dijo una vez Douglas Vinci a su amigo Guillo García, operador radial y creativo de la vieja guardia de la Rock & Pop. El cuadro sigue ahí, sin retirar. Como si el tiempo se hubiese congelado en ese gesto generoso, tan característico de Carlos Masoch, el hombre detrás del alias.

“Había tenido un ACV hacía unos 15 días, esperaban mejoría… había mejorado, pero al final empeoró y ya no se recuperó. El final fue con morfina y espero que sin dolor. Fue esta mañana”, relató Guillo con voz velada, en el tono íntimo con el que se recuerda a los hermanos. Y agregó, como quien enumera lo obvio y lo irremplazable: “Gran pintor, gran amigo, muy afectuoso, muy cariñoso. Un moderno de todas las épocas. Lo vamos a extrañar mucho”.

En esa frase se resume lo imposible: cómo encerrar en palabras a un ser inclasificable. Porque Douglas Vinci no fue solo una voz de Radio, ni solo un comediante, ni solo un artista visual. Fue todo eso. Y algo más. Fue el que convertía cualquier momento en una performance, cualquier diálogo en una escena, cualquier silencio en un mensaje.

Elizabeth La Negra Vernaci, conmovida al aire, rompió el ritmo habitual de la mañana con una noticia que heló a su audiencia: “Hoy quiero recordar a quien está volando, que espero que sea con un lápiz y pincel, al gran artista, el señor Carlos Masoch, conocido radialmente como Douglas Vinci”. Su voz, siempre firme, esta vez se quebró un poco cuando la memoria se coló en el estudio. Contó un viaje. Un verano en Puerto Madryn. Douglas, una novia, una amiga, ella.

Lalo Mir posteó por la

En la playa, mientras el sol caía, el reverendo Vinci dibujaba como poseído. “Estaba enloquecido dibujando. No podía parar de mirar las cosas desde el arte”, dijo. Y al final, con la ternura desarmada: “Era una persona hermosa, nos hemos divertido mucho. Le mando un beso grande a su familia, a sus hijos, a su mujer actual y a sus amigos, nosotros, porque perder a un amigo es un momento duro en la historia. Carlos Masoch, Douglas Vinci, amándote siempre”.

“Era un loco lindo”, dijo Quique Prosen, con la voz quebrada, y el eco de esa expresión recorrió los pasillos de una historia que ya no existe. “Uno más de los rescatados por Lalo Mir en la vida, que lo rescató para la Radio”, agregó el musicalizador de Bangkok y posterior directivo de Rock & Pop. No fue una metáfora. Fue literal. Carlos fue arrancado del anonimato creativo y empujado —como se empuja a los elegidos— al centro de un estudio de Radio.

A través de sus redes sociales, la Rock & Pop también despidió al artista: “Hoy partió a los 72 años el gran Douglas Vinci. Integró el programa “Radio Bangkok” y “Animal de Radio” en Rock & Pop junto a Lalo Mir y Bobby Flores. También creó nuestro logo y fue el director de arte de la revista R&P. Un artista vanguardista absoluto”.

Por su parte, el periodista Sergio Marchi escribió: “Carlitos Masoch hacía arder aquel cuartito del fondo de L.N. Alem 812”, y en esa frase se condensa toda una época. Una Buenos Aires donde la Radio no era solo un medio, sino un laboratorio de alquimia sonora.

Marchi lo conoció en octubre de 1985, cuando Carlos era uno de los diagramadores y artistas de la Revista Rock & Pop, junto con Rodolfo Pagliere. Allí, en esa redacción que compartía mesa y cigarrillos con Fernando Basabru, Alfredo Rosso, Andy Cherniavsky y otros iluminados de la contracultura porteña, Carlos ya hacía comedia desde el tablero. La tinta era su primer micrófono.

“Murió Carlos Masoch, a quien muchos de ustedes conocieron como el Reverendo Douglas Vinci en el inolvidable Radio Bangkok de Lalo Mir y compañía”, publicó Marchi. Pero su elegía no fue solo para el personaje, sino para el hombre detrás. Recordó, con ternura y una pizca de rabia, cómo ese talento desbordante no tuvo, después del huracán creativo de los ochenta, el lugar que merecía en la radio del nuevo siglo. “A veces me lo encontraba y me comentaba su tristeza por la falta de trabajo en Radio. Le ha pasado a todos los grandes”, escribió. Y esa frase duele.

Fuente: Andrea Taboada y Sebastián Volterri / Infobae

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