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OPINIÓN . El periodista que dice desempeñarse independiente y objetivo, no existe

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Los mitos de objetivismo y la independencia con la imposibilidad de tener 1 millón de amigos.

“El periodismo que se vende como objetivo es una estafa, además pretende revestírsela de independencia analítica en medio de una guerra de intereses como se vio pocas veces o ninguna, estamos frente a un fraude escandaloso”. Dice  Eduardo Aliverti y es buen punto de partida para derribar los mitos sobre esta profesión tan apasionante como pocas o como tantas otras.

Este ideal sigue siendo bastante popular entre los periodistas. Siguen (seguimos) pensando que son expertos en proporcionar información objetiva y equilibrada sobre información crítica y como los/as únicos en los que se puede confiar que proporcionan un punto de vista imparcial.

Los periodistas no son inmunes a los efectos de sus propios prejuicios personales.

Un periodista no nació de un repollo, desde su niñez recibió una forma de pensar (interpretar ) al mundo . Primero la familia le impuso usos, costumbres, hasta una religión; más tarde la educación y los medios “dejaron marcadas las pisadas en esa vereda recién hecha”.

En cualquier tema que informemos hay pre-juicio que nos marca un enfoque. Tengo en mi recuerdo el caso de una compañera en Radio San Francisco que no quería informar sobre críticas al Papa Juan Pablo (1978-2005) porque su familia era muy católica, en mi caso personal me cuesta y mucho, entrevistar a un abogado que dice defender la verdad, cuando en realidad en un experto en falsearla para favorecer al cliente que le paga por defenderlo, allí no puedo ser objetivo como se pretende.

La independencia periodística es otro engaño, todavía me dan vueltas por la cabeza la palabras de Eduardo Aliverti en su visita a FMR 90.7: “Uno no puede ser independiente de su ideología, para arrancar con una obviedad escandalosa.

¿Y de qué independencia puede hablar un periodista en una correlación de fuerzas como ésta, frente a la que en muchas oportunidades no sólo no sabe cuál movida comercial de su patrón afecta con un artículo o comentario equis sino que incluso desconoce quién es su patrón mismo, frente al aquelarre de compras y fusiones corporativas?

¿Cuál independencia es ésa que hace que los periodistas deban vivir de los auspicios que tienen que procurarse por sí mismos? Y en los muy pocos casos en que no es así, ¿acaso se puede ser “independiente” de los intereses políticos y económicos de la patronal contratante?

Se podrá ser concordante, de manera total o parcial, pero jamás independiente. Uno es libre, eso sí, en la más favorable de las hipótesis, para establecer cómo regula las presiones. Cuándo acelera, cómo retrocede, qué callarse para poder decir qué, decirlo dónde”.

Escribe: Pérez Darío Eduardo
Técnico Superior en Periodismo, Comunicación y Medios.
Director de FM Romántica 90.7

 

 

 

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